Una travesía ideal para disfrutar de la espeleo en toda su amplitud!! Gateras, verticales, pasos estrechos, formaciones espectaculares, y todo un laberinto perfecto para iniciarse en la orientación subterránea. 

CUEVA DEL NARIZÓN.    La pequeña entrada a la cueva del Narizón es fácil de encontrar gracias al característico peñón en forma de nariz que la corona, al estilo moai de la isla de Pasqua. Su entrada, pese a ser pequeña, se pasa con comodidad, y tras una primera sala de dimensiones modestas, llegamos a un primer rapel que nos deja en la base de una sala un poco más grande. Ésta sala, decorada con bastantes espeleotemas, ya nos anuncia lo que estamos por descubrir. Tras una galería un tanto estrecha, llegamos a la sala de los arañazos donde tendremos que superar un fácil pasamanos para sortear un desfonde. 

Ahora tendremos que hacer un esfuerzo de orientación al encontrarnos en un cruce con muchas gateras y galerías posibles. Deberemos encontrar el camino correcto para descender hacia la Galería de la Esperanza. Aquí ya empieza el festival de formaciones en una galería que se va convirtiendo en un ancho laminador por el que deberemos arrastrarnos entre estalactitas y estalagmitas tan bellas como frágiles. Cuando esta galería nos permita de nuevo movernos más cómodamente, encontraremos algunas sorpresas que no detallaremos, y también la fractura en el suelo que nos conducirá a las galerías inferiores por el pozo de la Esperanza. Este meandro será el tramo más vertical de la travesía, con varios fraccionamientos, repisas y desviadores en sus 35 m de profundidad total.

El último descuelgue nos deja en la gran galería del cementerio macarrónico. Desde aquí, nos desviaremos a visitar la galería de la joyería, la guinda del pastel de esta preciosa travesía.

TORCA DE PALOMAS.    Tras estirar las piernas de nuevo por la galería del cementerio macarrónico, seguimos la ruta para enlazar con la Torca Palomas a través del paso del Macho cabrío. Un paso un tanto estrecho pero fácil de pasar si sabes cómo colocarte. Justo después nos encontraremos el pequeño pozo de la Unión, que nos dejará, por fin, en Palomas. 

A partir de aquí, seguiremos varias gateras y pasos estrechos, pasando por la galería del Oso sudoroso, hasta llegar a la encrucijada, donde finamente el camino se vuelve mucho más cómodo. En seguida nos toparemos con el río subterráneo, que seguiremos hasta alcanzar la base de Torca Palomas. En esta última sala, iluminada por múltiples orificios en el techo, nos encontraremos las cuerdas que debimos instalar antes de empezar la actividad, y ascenderemos por una rampa con vegetación.