Las cavidades subterráneas, o cuevas, son formaciones naturales que se crean a lo largo de miles o incluso millones de años. Estas maravillas geológicas tienen una gran diversidad en cuanto a su origen y características, dependiendo de los procesos que las hayan moldeado. En este artículo explicaremos cómo se forman las cuevas y los factores que influyen en su desarrollo y que así, en tu experiencia con la espeleología sepas un poquito más.

El papel del agua en la formación de cuevas

El agua es uno de los agentes más importantes en la creación de cuevas. La mayoría de las cavidades naturales que conocemos, especialmente las de tipo cárstico, se forman por la acción del agua que disuelve ciertas rocas, como la piedra caliza. Este proceso, llamado disolución química, es responsable de la creación de grandes redes subterráneas en muchas partes del mundo.

Cuando el agua de lluvia se filtra a través del suelo, se mezcla con el dióxido de carbono de la atmósfera y el suelo, formando ácido carbónico. Este ácido, aunque débil, es lo suficientemente potente como para disolver minerales como el carbonato de calcio presente en la piedra caliza. Con el tiempo, esta acción erosiva crea pequeñas grietas que, con el paso de los siglos, se expanden hasta formar pasajes y galerías subterráneas.

Tipos de cuevas

Existen varios tipos de cuevas, y cada una se forma por diferentes procesos geológicos:

  1. Cuevas kársticas: Como mencionamos antes, estas cuevas se forman por la disolución de rocas solubles, principalmente caliza, pero también dolomita o yeso. Las cuevas kársticas son las más comunes y suelen estar compuestas por amplios sistemas de túneles y cámaras.
  2. Cuevas volcánicas: También conocidas como tubos de lava, se forman durante las erupciones volcánicas. Cuando la lava fluye y la capa exterior se enfría y se solidifica, la lava del interior puede seguir fluyendo, dejando detrás un espacio vacío. Estos túneles de lava pueden extenderse por varios kilómetros y son comunes en áreas volcánicas como Hawái o las Islas Canarias.
  3. Cuevas glaciares: Formadas en el interior o debajo de los glaciares, estas cavidades se crean por el deshielo del agua, que erosiona el hielo desde el interior. Aunque son temporales, ya que dependen del movimiento del glaciar y la temperatura, pueden ser bastante impresionantes en tamaño.
  4. Cuevas marinas: Estas cuevas se forman en las costas, debido a la acción erosiva del agua del mar. Las olas golpean constantemente contra las rocas, creando huecos que, con el tiempo, se agrandan para formar cavernas.
  5. Cuevas tectónicas: Este tipo de cavidad se forma debido a fracturas en la roca causadas por movimientos tectónicos. A diferencia de las cuevas kársticas, no se crean por disolución, sino por la separación de bloques de roca.

El tiempo y la erosión

La formación de una cueva no ocurre de la noche a la mañana. Es un proceso extremadamente lento, que puede llevar miles de años. Los factores geológicos, como la composición de la roca y la cantidad de agua subterránea, determinan la velocidad a la que se forman las cuevas.

El clima también juega un papel crucial. En regiones más húmedas, donde hay mayores cantidades de lluvia, las cuevas pueden formarse más rápidamente debido a la mayor cantidad de agua que disuelve las rocas. Por otro lado, en áreas áridas o secas, este proceso puede ser mucho más lento.

Estalactitas y estalagmitas: formaciones dentro de las cuevas

Además de los pasajes y cámaras que componen una cueva, muchas de ellas contienen impresionantes formaciones minerales como estalactitas y estalagmitas. Estas estructuras se crean a partir de la precipitación de minerales disueltos en el agua que gotea dentro de la cueva.

  • Estalactitas: Son formaciones que cuelgan del techo de las cuevas. Se forman cuando el agua, que contiene minerales disueltos, gotea desde arriba. A medida que el agua se evapora, los minerales quedan depositados, creando una estructura que crece hacia abajo.
  • Estalagmitas: Estas se forman en el suelo de la cueva, justo debajo de las estalactitas. Cuando el agua gotea desde el techo y cae al suelo, también deposita minerales, lo que provoca la formación de estructuras que crecen hacia arriba.

Cuando una estalactita y una estalagmita se encuentran, pueden formar una columna que une el techo y el suelo de la cueva.

Vida subterránea

Aunque la luz solar no penetra en las cuevas, algunas albergan vida. La fauna subterránea ha desarrollado adaptaciones para sobrevivir en la oscuridad y en condiciones de humedad constante. Entre los habitantes de las cuevas podemos encontrar:

  • Murciélagos: Uno de los mamíferos más conocidos de las cuevas. Utilizan estos refugios para descansar durante el día y hibernar en invierno.
  • Troglobios: Estos son organismos que han evolucionado para vivir exclusivamente en ambientes subterráneos. Muchos de ellos han perdido la vista y tienen colores pálidos debido a la falta de luz.
  • Arácnidos y crustáceos: En las zonas más húmedas, es común encontrar especies de arácnidos y crustáceos adaptados a las condiciones de las cuevas.

La importancia de las cuevas

Las cuevas son mucho más que simples huecos en la tierra. Desempeñan un papel importante en la geología, la biología y la historia. Para los científicos, representan una ventana hacia el pasado, ya que muchas cuevas contienen fósiles y arte rupestre que nos brindan información sobre la historia de la Tierra y de las civilizaciones humanas. Pero no sólo eso, sino que las mismas formaciones geológicas contienen información muy valiosa sobre las condiciones climáticas en la superficie de la Tierra hace millones de años. A través del estudio de los anillos que forman las estalactitas y estalagmitas podemos saber con exactitud las condiciones que habían durante largos períodos de tiempo y sus variaciones. Con esta joven rama de la ciencia se pueden hacer predicciones más precisas sobre los efectos del cambio climático.

Además, las cavidades actúan como reservorios naturales de agua, filtrándola a través de las rocas y formando acuíferos que abastecen a muchas poblaciones. También son refugio para especies en peligro y hábitats únicos que merecen ser protegidos.

Las cavidades subterráneas son el resultado de procesos naturales complejos que ocurren durante miles de años. Desde el papel crucial del agua en la disolución de rocas hasta las formaciones geológicas y biológicas que se encuentran dentro, las cuevas nos ofrecen una fascinante visión de los procesos que han dado forma a nuestro planeta. Explorar y estudiar estas maravillas subterráneas no solo es emocionante, sino también esencial para comprender mejor el mundo natural que nos rodea. Si quieres conocer un poco mejor este mundo pide más información en Abisme.